Burnout

Cuando uno se siente agotado, muy sensible, que cualquier detalle le resulta insuperable y desencadena reacciones a primera vista desproporcionadas, esta muy probablemente quemado.

Uno puede estar quemado profesionalmente pero también como padre o alumno. Es una reacción sana de nuestro organismo. Hemos estado totalmente movilizado por algún asunto, intensamente implicado y resulta que no se mueve, que nuestros esfuerzos parecen inútiles, que estamos impotentes frente a un flujo constante, autoridades inamovibles y una tarea que empezamos de cero infinitamente si perspectiva de alivio. Es sano que lleguemos a colapsar sumergidos en este contexto.

El hecho que salten los plomos no es el problema, el problema es la sobrecarga sobre el circuito. Esta pueda provenir de varias fuentes:

  • Tal vez hemos vivido una serie de situaciones que nos pusieron al desafío y perturbaron un equilibrio calculado con precisión. Hemos vivido un nacimiento, un fallecimiento, una enfermedad, un accidente y esto representa un gasto extra de energía que necesita ser tomado en cuenta.
  • Algunos con un sentimiento intransigente de responsabilidad querrán obviar sus necesidades, insatisfacciones o problemas y forzar un poco más gracias a la ayuda de ansiolíticos, porros, distracciones, con la esperanza de que encontrarán una salida haciendo más de lo mismo. Este intento de solución es corto placista y solo prepara una caída más abrupta y una recuperación más larga.
  • Otros temen perder su trabajo, deteriorar sus relaciones si dejan de ser complacientes y decir que si a todo. Para ellos poner limites, defender sus necesidades es vertiginoso. Prefieren llevarse hasta el agotamiento que potencialmente amenazar su equilibrio.
  • Otros tienen un sentido agudo de justicia, profesionalidad, empatía, fiabilidad, honestidad, …intentarán mantener a toda costa este nivel moral. Atados a organizaciones y grupos que pisan estos valores vivirán a contracorriente, constantemente indignados y decepcionados.
  • Otros son expertos detallistas, no se permiten el error,  hasta tal punto que se vuelven improductivos e ineficaces. Podemos ver allí la posibilidad de entrar en un círculo vicioso. Me exijo un alto nivel de detalle y de calidad, me sobrecargo, estoy desbordado, hago más errores, me hago aún me exigente para compensar, me fustigo, me vuelvo ineficaz, me agoto.
  • Otra desgracia puede ser tener un puesto que no corresponde nuestras habilidades. Los procesos de selección son importantes por esta misma razón. Acceder a un puesto por el cual no estamos calificados es una fuente de estrés. Dañara vuestra autoestima y hará que los demás se sientan defraudados. Escojan algo en su zona proximal de desarrollo, un reto asequible. No tengan miedo de poner en evidencia simplemente donde estáis, cuáles son vuestras carencias. Esto es válido tanto en la vida privada como laboral.
  • Reconocer y expresar el cansancio, la falta de sentido, nuestros límites, es una muestra de profesionalidad. Lo contrario, aunque tentador, resultara únicamente provechoso a corto plazo. Toca cambiar estas costosas creencias. Tanto vuestra empresa, pareja, familia y vosotros mismo padecerán de esta gestión. Mantener esta ceguera permite prolongar un poco más algo insostenible. Tomen el tiempo de tomar este aspecto en cuenta y conversad sinceramente y pausadamente con las personas cercanas implicadas en esta situación.

 

a

Ut enim ad minim veniam, nostrud exercitation ullamco laboris ut aliquip commodo consequat.

Have a question?

Contáctame por WhatsApp