Aunque no sea una tema popular, tener ataques de pánico es común. Pregunten a la gente de su entorno verán que muchos han sufrido de ello silenciosamente.
La vivencia de un ataque de pánico es particularmente desagradable. Nuestro miedo a que se vuelva a repetir, hace que estemos más sensibles, anticipando situaciones que podrían desencadenar la misma reacción. Esto mismo nos deja más propenso a caer en un ciclo infinito de ataques de pánico. Entender como funciona es la clave para romper este círculo.
El punto de inicio suele ser una sensación o pensamiento real : sudor, mareo, escalofrío, taquicardia, pensamientos acelerados… La forma con la cual gestionamos esta experiencia es clave.
Resumiendo, es el intento de controlar lo que es incontrolable y el pánico frente a ello que nos pierde.
Podemos por ejemplo haber tomado mucho café una tarde calurosa, mientras caminamos sentir nuestro corazón acelerado, impresionarnos de ello y así tener el corazón que late más rápido aún, intentar que se calme y ver que no para y así asustarnos más aún, seguir así hasta estar tetanizado.
Aquí algunas claves para hacer obstáculo a este ciclo : aceptar sensaciones y pensamientos sin intentar controlar y/o evitarlos, enfrentarse a la situación temida, permitirse las pérdidas de control, los momentos de vulnerabilidad, velar a responder eficazmente a nuestras necesidades, tomar vacaciones, cambiar nuestro contexto de vida.